¿Qué hacer ante la hiperconectividad excesiva?

"Su tiempo de pantalla aumentó un 22% la semana pasada, durante un promedio de 7 horas, 16 minutos al día"

Este es un reporte que nuestro iPhone se encargar de recordarnos semana tras semana y nos puede generar cierto horror, pero con el pasar de los días esa misma consternación se va desvaneciendo por la impuesta necesidad a una hiperconectividad excesiva (Quan-Haase, Wellman 2005). Un ciclo sin fin. Los mensajes de texto, las alertas, los correos electrónicos, los audios y las vibraciones entrantes son una presencia casi constante en nuestras vidas, y estas interrupciones pueden afectar nuestras mentes, nuestro sueño, nuestra capacidad para relacionarnos con los demás y nuestro rendimiento laboral.

Revisando el área de productividad laboral y educación, la tecnología digital nos ha ofrecido un apoyo inmenso para acceder a la información, servicios e incluso conexión íntima con nuestra familia, pero creer que esta herramienta es parte de nuestra esencia es realmente un proceso devastador ”, comentó la neuropsicóloga Linda Rojas, basada en Overland Park, Kansas.

Se ha demostrado que un mayor tiempo frente a la pantalla puede provocar una serie de enfermedades que van desde las físicas (fatiga visual, tensión en el cuello, jaquecas) hasta las mentales (ansiedad, depresión). El impacto de la tecnología se ha extendido al campo del cuidado de la salud por eso consultamos a varios expertos de la salud mental y coincidieron en algunas recomendaciones que podemos llevar a cabo en nuestro día a día.

Conciencia de una práctica diaria

Para Catalina Castillo, psicoterapeuta holística y Master en consejería de salud mental, es primordial generar conciencia de la importancia de una práctica diaria. No es suficiente realizar ejercicios que sean impuestos o recetados, como si fuera una pastilla medicada, si bien pueden que funcionen un par de días o semanas, no son sostenibles a largo plazo.

Si uno está buscando un alivio más realista, yo siempre sugeriría una práctica diaria escogida, ya sea yoga, Thai-Chi o caminar entre muchas otras. Prácticas que nos ofrezcan un espacio para conectar el cuerpo, mente y energía, y así empezar a ayudar al cuerpo a auto-regularse”.

Al comprometernos con estos procesos de una manera consciente “se empezará a construir una resiliencia en el cuerpo”, comentó Castillo al referirse al primer paso que se da cuando existe una voluntad de cambio por parte del individuo.

Rutinas programadas

El uso excesivo de las tecnologías digitales se intensifica en situaciones de confinamiento indefinido, como la pandemia y el paro nacional, donde nuestra casa es también nuestro espacio de trabajo, “un continuo indiferenciado, eso afecta la psique humana porque no se tiene una organización temporal ni espacial, se vuelve un entorno monótono y aburrido que puede llevar a un desarrollo de ansiedad, depresión y otros síntomas” resalta Claudia Sterling, psicoterapeuta clínica especializada en prevención y asistencia psicológica para niños, adolescentes y adultos, basada en la ciudad de Cali.

Al no haber límites y regulaciones de horarios, Sterling recomienda valerse de medios artificiales como definir el uso de rutinas programadas, poner alarmas y sobretodo respetar estas planeaciones.

No es solamente acomodar la rutina en un sentido temporal, sino también espacial, tratar de diferenciar el lugar del trabajo al del esparcimiento, respetar la hora del almuerzo y de descanso, crear disposiciones tanto físicas como mentales para cada actividad”.

Algunas herramientas de apoyo como la Técnica Pomodoro o la aplicación Forest, son recomendadas porque ayudan administrar el tiempo de trabajo, planificar y ejecutar tareas en bloques de tiempo enfocado.

Movimiento

Procurar poner el cuerpo en movimiento, no solo porque hace bien a la salud física, sino que hay un monto de energía que tiene una resonancia en la salud mental. La relación cuerpo/mente es indisoluble y esto aplica también cuando estamos trabajando. “La lectura, la pintura, las actividades manuales son excelentes para contrarrestar el uso excesivo de las pantallas digitales” recomienda la psicoterapeuta Claudia Sterling. Esta desconexión consciente genera espacios seguros para un “estado de relajación que a su vez permite un estado de sanación” agrega Catalina Castillo.

No necesariamente se trata de hacer ejercicio físico como trotar, nadar, bailar o hacer yoga, aunque tienen múltiples  beneficios, estas actividades como formulas impuestas pueden ser contraproducentes, en vez de alivianar pueden ser causa de estrés para algunas personas. La idea es elegir actividades que estimulen nuestra curiosidad y  motivación personal para una práctica diaria.

los procesos atencionales varían en cada ser humano, sin embargo se recomienda que cada 2 horas y media usted pueda cerrar sus ojos, realizar algún ejercicio de respiración, levantarse de su silla de trabajo, observar por la ventana que sea más atractiva para usted y pueda observar otro panorama por lo menos 5 minutos. Desconectarse por algunos minutos no arruinará su tarea o labor, al contrario, podrá reiniciar con otra perspectiva o con un ánimo completamente diferente" sugiere Rojas.

Mindfulness

Una práctica diaria de mindfulness o conciencia plena nos puede ayudar a enraizar y atraer la atención al presente, que es lo que nos roba muchas veces el estrés, recomienda Catalina Castillo. Aplicaciones como Lojong nos pueden introducir a esta practica o videos de Mindful Science explican de manera didáctica conceptos que nos pueden ser de gran ayuda en nuestro procesos de desconexión consciente.

Higiene del Sueño

Una adecuada higiene del sueño es muy recomendable: acostarse más o menos en la misma franja horaria, apagar los aparatos a determinada hora y limitar la información que consumimos al final del día. Actividades que inducen al sueño como la lectura, la conversación, incluso los audiolibros son recomendables, según Sterling.

Todas están son opciones generalizadas que se aplican a diferentes casos según los intereses y el carácter individual de cada persona. Son recomendaciones que no intentan reemplazar una sesión de terapia y de acompañamiento pero pueden despertar una curiosidad a prácticas de auto-cuidado. Así que la próxima vez que veas el reporte semanal de pantalla de tu celular, no te alarmes, siempre hay maneras de redireccionar ese comportamiento excesivo.

Referencias  

Quan-Haase A., Wellman B. (2005) Local Virtuality in an Organization: Implications for Community of Practice. In: Van Den Besselaar P., De Michelis G., Preece J., Simone C. (eds) Communities and Technologies 2005. Springer, Dordrecht. https://doi.org/10.1007/1-4020-3591-8_12

Agradecimientos

Catalina Castillo: @catacastillo.aparicio, Linda Rojas: @lindarojaspsicologa, Claudia Sterling: @espaciolazospsi